No hay cosa más sencilla y entretenida que observar con calma tu entorno: En apenas unas decenas de metros, sentado con los prismáticos, es divertidísimo observar el ir y venir de los impacientes pollos de Colirrojo tizón, y el frenesí capturador de sus progenitores para satisfacer ese apetito voraz propio del que tiene prisa por crecer. Curiosamente, era el macho quien cazaba/alimentaba a los dos pollos de la pareja, mientras que a pocos metros, en un nido de Colirrojo real, era la madre quien cebaba el 90% de las veces. Además, la familia del pinzón, el verdecillo, los jilgueros, carboneros, petirrojo, lavanderas blancas y cascadeñas, golondrinas, gorriones, y hasta agateador, herrerillo y herrerillo capuchino, podían ser vistos simplemente girando sobre uno mismo. Un deleite para pasar la mañana. En la foto, un pollo de colirrojo tizón esperando paciente su ración.
Una víbora (Vipera seoanei seoanei), probablemente un macho adulto, soleándose en un brezal-tojal asturiano.
Algunas aves fotografiadas en mayo, en la cordillera cantábrica, entre Asturias y León principalmente.
Siempre procuro ir despacio y atento, pero hay veces que aun así, te sorprende un avistamiento inesperado y cercano, como en este caso me sucedió con esa nutria asturiana. Nos debimos ver a la vez, porque cruzamos miradas unos segundos, y luego se fue caminando tan pancha entre la hierba alta. En el agua es como un pez, pero en tierra, camina de lo más simpático.
