Ya llevaba un rato con la cámara entre la plantación y el río, y no esperaba encontrarme algo así a esas horas, pero ahí estaba :D con sus ojos clavados en mi nuca! Os podéis imaginar que enseguida salió a saltos, dejando ver su llamativo culo blanco de forma intermitente. :)
Para mi, una escena que refleja en su sencillez, un momento íntimo de una de nuestras especies más acostumbradas a la presencia humana, pero no por ello menos importantes o interesantes. Abstraída del entorno, entrando en la noche, y centrada en su nuez, en un momento clave para la recopilación de víveres de cara al invierno. Una ardilla y un momento íntimo.
La tejeda y los bosquetes de acebo del Sueve son absolutamente impresionantes, así como sus paisajes kársticos, pero en este artículo solo voy a mostrar un puñado de fotos del gamo.
Cada año, el estruendo salvaje de un mundo natural que sobrevive, a pesar de todo, se manifiesta en los rincones de nuestros valles, obligando a recordar, durante su eco, que ellos estaban allí antes; estrellando en el vacío su poderoso mensaje, contra oídos ciegos, apurando su aliento hasta la última reverberación de sus instintos, ignorantes de que todo ha cambiado. Cada año por estas fechas, cegados, braman y se saben poderosos, y entonces todo lo demás no importa, lo sienten, lo proclaman, viven.
