Visitar un hayedo es siempre un regalo para los sentidos, no importa que estación del año sea. En primavera, los arroyos alimentados por la nieve que se derrite, atraviesan montañas de hojarasca acumulada, orlados de una alfombra de jacintos... En estas fechas, lo mismo puede hacer sol, que granizar, o todo a la vez, como sucedió este día.
Imágenes del interior de bosques, rincones, visiones, fantasmas, luces...
Los cielos de marzo son especiales. Terminando el invierno, alargándose los días, la inestabilidad atmosférica imperante condiciona las jornadas de fotografía de paisaje, y cualquier sitio esconde tesoros visuales fugaces, como estas nubes, y el arcoiris completo a pocos kilómetros de casa, en León.
