Aunque aun queda mucho otoño por delante, las primeras nieves han hecho acto de presencia, sorprendiendo a la mayoría de árboles caducifolios aun cargados de hojas, por lo que no han aguantado el peso de la nieve y se han partido, tanto ramas como árboles…
Como otros años, pero adelantando un poco las fechas, nos gusta disponer de alguna ayuda para los pequeños pájaros que pasan el invierno en nuestras montañas, mediante la instalación de algunos comederos. Siempre es bienvenido un aporte extra de nutrientes, especialmente si el tiempo, como en este caso, no acompaña, a pesar de la relativa abundancia de frutos y semillas silvestres disponibles.
No quiero dedicar esta entrada a los comederos, pero sí me gustaría dar algunos consejos:
- Coloca los comederos en zonas visibles y accesibles para las aves, pero no para posibles depredadores.
- Ten en cuenta la lluvia, la acumulación de agua y/o nieve, y el viento, y protege adecuadamente los comederos: colócalos bajo alguna rama protectora, construye un tejadillo, evita las bandejas horizontales y coloca comederos verticales con malla de 0,5cm.
- No dispongas alimentos procesados, que puedan tener exceso de sal, o de azucar, etc… Mejor pipas naturales, casca avellanas o nueces, haz pasteles de sebo con mezclas de semillas y frutos secos, etc…
- Se constante en los aportes: no es bueno que se se acostumbren a este recurso ‘fácil’ y de repente desaparezca el suministro.
En poco tiempo, y dependiendo de tu zona, podrás tener multitud de visitantes, y disfrutar de su comportamiento y cercanía.
Si además tienes la suerte de poder ver los comederos desde detrás de alguna ventana, mejor para todos 😉
Ese es nuestro caso: hemos colocado algunos comederos de tal modo que los pajarillos entren seguros a la comida, y podamos verlos desde un lugar protegido y discreto, pudiendo hacer algunas fotos, además de observar y/o anotar las especies que van visitándonos.
Os dejo un par de ejemplos, de los primeros visitantes de este año: el carbonero común (Parus major) amarillo y negro y algo más grande, y el carbonero palustre (Poecile palustris), uno de nuestros favoritos.